Si pensamos en aguas cristalinas, kilómetros de arena bajo nuestros pies y un clima inigualable en pleno mes de enero, a muchos se nos viene a la mente el Caribe… Sin embargo, a poco más de tres horas de avión tenemos un auténtico paraíso en nuestro país… Canarias.
Conocidas como las islas afortunadas, nombre que tiene como origen un mito griego cuya leyenda aseguraba que en su tierra crecían los frutos por obra de la naturaleza sin intervención humana, ahora puedo asegurar que para mí son bautizadas así por su ubicación privilegiada y excepcional clima, con temperatura media durante todo el año de 20º, lo que le convierte en uno de los destinos españoles más demandados.
Entre las islas más turísticas del archipiélago destacan Fuerteventura, Lanzarote y, como no, Tenerife, la isla más poblada en la que no solo encontramos el Teide, un carnaval único que traspasa fronteras y kilómetros de playas con arenas que varían del amarillo al negro, si no un icono de tranquilidad y confort que ha sido merecidamente premiado por grandes galardones del sector turístico a nivel nacional e internacional, el Hotel Bahía del Duque.
Este establecimiento hotelero tinerfeño con más de 25 años de historia, se sitúa frente al Océano Atlántico, en la costa de Adeje, al sur de la isla, en una finca de más de 10.000 metros cuadrados. Obra del prestigioso arquitecto Andrés Piñeiro, el impresionante hotel recrea una villa colonial canaria del siglo XIX, con también 19 casas independientes de baja edificabilidad, rompiendo de este modo con el concepto de edificio turístico alto y voluminoso.
En una de estas villas nos hemos alojado para disfrutar de la mejor oferta gastronómica, recuperando energías disfrutando, por ejemplo, de la experiencia de un bruch flotante en su piscina privada y sorprendiéndonos con el servicio In-room Chef que nos ofrecieron para degustar tranquilamente de sus deliciosos platos en la más estricta intimidad.
Un viaje extraordinario por la gastronomía, ya que Bahía del Duque cuenta con varios restaurantes, concretamente 8 (y 13 snacks bar), dirigidos por chefs internacionales, poseedores de Estrella Michelin, que nos invitan a deleitarnos con propuestas exquisitas de diferentes rincones del planeta. Entre mis favoritos los exóticos platos de Japón, las propuestas de la cocina francesa y, como no, la cocina tradicional canaria.
Otro de mis planes favoritos de estos días de desconexión ha sido, sin duda, sumergirme en su Spa de lujo, el Bahía Wellness Retreat. Con 20 cabinas, se trata de un auténtico oasis de tranquilidad y armonía rodeado de piedra volcánica y exuberantes jardines donde disfrutar de un circuito único de talasoterapia, con agua extraída directamente del Atlántico, al aire libre. El Spa también ofrece una carta única con servicios especiales para cubrir gustos y necesidades de todos sus clientes.
Así, sorteando por casualidad a Filomena, hemos vivido unas vacaciones de ensueño y desconexión, para volver con más ganas si cabe a afrontar un 2021 lleno de proyectos especiales y he podido disfrutar de la imagen de la ciudad cubierta por un manto blanco gracias a las impresionantes imágenes facilitadas por María Morenés.
Un auténtico contraste entre las primeras imágenes de Tenerife y la estación de esquí en la que se ha convertido durante unos días la ciudad de Madrid…